domingo, 31 de marzo de 2024

Las ferias artesanales y yo

De vez en cuando, escribo algunas líneas acerca de las ferias. Hoy, es uno de esos días. Viernes y sábado participé de la feria más linda de CABA: Feria Palermo Viejo. Y, como tantas veces, muchas personas se quedaron charlando un rato de literatura; otras, eligieron mis libros para regalar o regalarse. Gracias infinitas a todos ellos: A la chica rusa que vive en Argentina y como quiere seguir practicando castellano, se llevó el penúltimo ejemplar de “Kumiko”. Al papá argentino casado con una chica alemana con la que tiene una nena polaca, que eligió “Las aventuras de Cata y su abuela Lili”: lee con ella todas las noches para que aprenda nuestro idioma. Viven en Noruega. Al matrimonio de California que llevó “Las tardes de Lucía y Agustín” para una nena de 10 años. A la parejita de franceses que llevaron un libro para un nene de 7 años que vive en Francia… no sabe castellano, pero quieren que conozca el idioma. Al papá argentino que vive con su esposa y su hija en Inglaterra. “Quiero que mi hija sepa cómo se habla en Argentina, nada de traducciones”, me dijo. Y eligió “Las aventuras de Cata y su abuela Lili” y “La sopa mágica de piedra”. A la joven colombiana que prefirió, entre todos, “Las aventuras de Cata” para su hijo. A la abuela que vive en CABA y compró “Las tardes de Lucía y Agustín” para su nieta de Bariloche. A la compañera de feria que eligió “Castelovequio” para su nieta adolescente. A la parejita de cordobeses que llevó un ejemplar de “Grinsaurius, un dinosaurio en el parque” para su pequeño. A las familias que se acercan a mi puesto con adolescentes y eligen “El cofre perdido” y “Castelovequio”. A la chica fotógrafa que eligió “Amaneceres” porque apoya el arte independiente. A la abuela de CABA que eligió “Las aventuras de Cata “ para su nieta. Miles de gracias a los que mencioné y a los que no. A los turistas del interior de nuestro país, del exterior y, por supuesto, a quienes viven en CABA y GBA. Algunos de los motivos del porqué paso horas y horas en las ferias. El intercambio, el diálogo y el afecto que recibo, no pueden medirse con palabras: estallan en el alma como esquirlas embebidas de amor y buena vibra. Si hay algo que nunca quiero perder en esta vida, es participar de las ferias. Gracias a ustedes por llegar al final de este posteo. Gracias por estar en la lista de los más de 4000 lectores que eligieron mis libros durante todos estos años. P/D: espero que los sigan eligiendo, ja, ja. Un abrazo largo, Graciela o la Boticaria (como cada uno prefiera llamarme).

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