lunes, 9 de enero de 2012

Kumiko... entre rayuelas y cronopios.



AMIGOS GRACIAS POR PASAR NUEVAMENTE POR MI BLOG... ACA VA EL CAPITULO QUE CONTINUA EN LA NOVELA QUE ESTAMOS LEYENDO...
LES CUENTO ,OTRA VEZ ,QUE EN FEBRERO ANDARE CON MIS PERSONAJES DE PAPEL, POR LA PALOMA/URUGUAY... EN EN CENTRO CULTURAL, EN EL CANAL DE TV REGIONAL 8, Y DANDO VUELYAS POR LA PLAYA...

EN UNOS DIAS LES CONTARE MAS NOVEDADES... SORPRESAS PARA MARZO... GRACIAS POR PASAR.............
LOS QUIERO SIEMPRE.............BOTICARIA GRACIELA.



Kumiko…  entre rayuelas y cronopios




  Tomé el colectivo que me dejaba a dos cuadras de su casa. Cuando llegué no podía creerlo. Tuve que detenerme, frente a esa enorme puerta de madera con un picaporte inmenso y de bronce. Quedé como petrificada en un lugar desconocido, atónita, ciega, muda. El brillo del bronce me invitaba a entrar. La fachada de color amarillo claro y los dos escalones que me acercarían a ese pedazo de madera, me abrían sus paredes para empujarme al lugar.
   Miré mi reloj, el último regalo de mis padres, la hora de la cita había llegado. Cuando llamé a la puerta, una señora me invitó a pasar a un pequeño cuarto, que oficiaba de escritorio. En ese lugar, había una máquina de escribir sobre una mesa repleta de papeles escritos, otros en blanco y algunos hechos bollos.
   La biblioteca me dio la bienvenida con esos autores a los que una y otra vez Cortázar había leído: Poe, Hawthorne, Saki, Jacobs, Foster, Lugones, Quiroga y por supuesto Borges.
    Un cuadro, con un dibujo que delineaba la casa más famosa de sus historias, estaba recostado cerca de la ventana. Llamó mi atención, la cantidad de habitaciones  estampadas arquitectónicamente, nunca hubiera imaginado una casa tan grande para un cuento. Sólo para un cuento.
    Estaba dentro de su mundo, de ese mundo de vuelos. Vuelos imaginados y vuelos reales. Los personajes de sus cuentos me abrazaban, algunos chocaban contra mi ignorancia de escritora y otros me invitaban a tomar su mano para entrar en ese hemisferio distinto, nuevo, sobrehumano. Un haz de  luz, dos, tres, atravesaban cada pedazo de mi cuerpo, para contenerme en esa magia exasperada y plena. Quise tomar cada página de sus libros, leerlas, releerlas, aprenderlas de memoria.
    Un olor a consejos de cómo se hace para reír o llorar, llegó con aroma a tinta y papel gastado.
 Si dijera, que me sentía estar bailando el vals en mi fiesta de bodas, no estaría mintiendo. La sensación que había experimentado, a mis diecisiete años, cuando me imaginé en el escenario interpretando “La Traviata”, se derrumbaba ante este presente.
  Otro cuadro con color a rayuela, un rostro que bien podría ser el de la Maga, un suicidio, una locura, un número olvidado, una tragedia. En ese hemisferio acababa de entrar.
  Un montón de conejos blancos y  suaves,  pero vomitados desde un hombre asqueado de tanta soledad, en una Buenos Aires, repleta de gente y hundida en una miseria de mugre y hastío.
   Un tigre agazapado esperando mi más mínima distracción para aparecer y atacarme.
    Esos monstruitos verdes, amorfos, locos y chiflados como el tango, que no dejan de girar en una milonga triste y pobre, que se burla de amores ajenos.
    Ese raro azteca que corre sin parar y sueña y suda y recuerda y muere enloqueciendo al lector distraído.
   Su mundo me atrapó, me dio vueltas, me hizo despegar hacia un lugar nunca imaginado. Un globo gigante me llevaba de un rincón a otro de la habitación.
   Puf… el globo explotó y entró el escritor, Julio, el mismísimo Cortázar. Alto, flaco, y con una  “r” caída del renglón se dirigió hacia mí y me saludó con un gesto dulce y paternal.
   Aterricé de golpe en el escritorio y me sentí como un papel hecho un bollo, para jugar en sus manos … o ser tirado para siempre en el cesto de basura.

 Extraído de "Kumiko, mujer sin tiempo".
Autora: Graciela boticaria Amalfi.
ISBN 978-987-33-1113-0
Novela/ 110 páginas.
Co-edición Milena Caserola y )el asunto(



1 comentario:

  1. Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!

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Apegos feroces, de Vivian Gornick