sábado, 20 de marzo de 2010

El bar del Diablo Calvo.


El bar del Diablo Calvo.


Sergio siempre fue un bohemio de ley. Flaco, alto. Llevaba su pelo largo. Lo acompañaba un morral marrón oscuro, unos jeans gastados, un par de zapatillas y una chomba al tono.
El hombre iba todos los días al bar el “Diablo Calvo” situado en una esquina cualquiera de Floresta . Se sentaba en la mesa mejor ubicada al lado de la ventana que daba a la calle. Calle perdida en medio de la gran ciudad. En las paredes colgaban cuadros con rostros pintados. Se podía ver la sonrisa de Gardel, los rulos de Marilyne Monroe, el peinado de Elvis, un cigarrillo en la boca de Cortázar. Asentado sobre mosaicos oscuros, muy caminados y con cáscaras de maníes por todos lados. Las mesas cuadradas de madera y las sillas a su alrededor eran las típicas de los bares antiguos.
El “Diablo Calvo” era atendido por su dueño Ignacio, hijo del fundador del negocio. Todavía trabajaban en el lugar los dos mozos que abrieron sus puertas por primera vez en 1959.
Algunos contaron que Ignacio tenía un hermano que murió cuando era chico. Se decía que por un accidente de tránsito a dos cuadras del lugar. Un colectivo, un semáforo mal cruzado, una pelota que atravesó la calle. Todos preferían callar este tema.
Sergio bohemio y maduro pedía uno, dos, tres cafés durante los inviernos y alguna cerveza bien fría en los veranos. Llegaba a eso de las cinco de la tarde, sacaba libros, hojas escritas y otras sin letras, lapiceras y empezaba a escribir. Nadie sabía que era lo que escribía. Siempre estaba solo.
Los visitantes del bar eran los mismos de años, los lugareños, los conocedores de ese “diablo”. Ese sitio estaba muy escondido en esa callecita de Floresta como para ser descubierto por algún caminante fugaz.
Un día cualquiera me crucé con Sergio. De este bohemio aprendí todo lo que sé del “Diablo Calvo”.
Me llevó un montón de días convencerlo para que me “presente” a su Calvo Diablo.
Antes de conocer el bar me lo había imaginado de muchas maneras, algunas casi indescriptibles. Por mi cabeza desfilaron mil colores, otras tantas esquinas y avenidas y calles y pasajes.
La amistad con Sergio creció con tiempo y horas de escritura y así logré que me diera la dirección. Nuestra relación fue creciendo entre mesas cuadradas y sillas del lugar.
Hoy llegué al bar en mi moto, como siempre. Lo busqué entre las mesas. No lo ví por ningún lado y me angustié. Esperaba ese encuentro literario como un manjar durante la cena. Al no encontrar a mi amigo “el bohemio”, como lo llamaba, se apoderó de mí un sentimiento de abandono que jamás había experimentado. En medio de toda esta isla de incertidumbre pregunté por él a uno de los mozos. Me respondió que el hombre no había estado por ahí desde hacía unos tres días. Mi yo se desmoronó en forma total.
¿Qué le podía haber pasado a mi literato amigo?, me dije.
Volví al otro día y al otro y al otro. Y “mi bohemio ejemplar” sin aparecer. Pensé en mandarle un mail. Una semana más tarde recibí una respuesta diciéndome que había cambiado al “Diablo Calvo” por la “Virgen Inmaculada”.
Rara decisión-pensé.
Nunca me dijo el motivo de su cambio de rumbo, ni siquiera se me ocurrió preguntárselo. No me importaba ahora. Lo había encontrado. Mi tarea sería convencerlo para que me diera la dirección del nuevo bar. Estoy segura que lo lograré aunque me lleve varios años.
En ese tiempo impredecible me imaginaré la disposición de las mesas de la Virgen Inmaculada, sus cuadros, sus baldosas, su esquina. Toda su arquitectura.
Por razones obvias no serán las mismas que las del “Diablo Calvo”.


GRACIELA AMALFI-13-01-10

3 comentarios:

  1. .... me gustó Graciela .... evidentemente a Sergio "El Bohemio" le guataban los cambios bruscos.... me lo imagino con fotos de benedicto XVl...y otras en el nuevo lugar ... y por supuesto... me divierte mucho.... y no sé si será un "manjar" encontrase de nuevo con Sergio.... ja ja ja .... muy bueno .... entretenido... y me divirtió el cambio brusco... casi extremista... del final....ja ja ja .... abrazo. Darío.

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  2. QUE VIEN RELATADO, GRACCIELA, HASTA ME SENTI EN "EL DIABLO CALVO" MUCHAS GRACIAS Y SIGUE COMPARTIENDO TU TALENTO, UN ABRAZO DESDE MEXICO.
    ATTE. JORGE AMALFI

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  3. Siempre muy ocurrente e imaginativa, con finales inesperados.Bravo!!

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