Cuando el 18 de octubre de 2013 ( hace un mes), abrimos por primera vez el "Baúl de cuentos de la abuela", tuve el placer de contar entre los asistentes a la presentación del libro ( en el Auditorio del Museo del libro y la lengua de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno de Buenos Aires), a la Comunicadora y estudiante de Periodismo Cultural, la Licenciada Susana Avendaño Lopera.
Ella hizo una cobertura periodística del evento, que hoy comparto en mi blog.
Gracias querida Susana, por transmitir de manera tan cálida y precisa todo lo que sucedió ese día mágico para mis cuentos de la abuela.
Espero que disfruten de la lectura, tanto como lo hice yo.
Acá va entonces...
Así se abrió el “Baúl de cuentos de la abuela”/ Susana Avendaño Lopera
Fotografía: cortesía de Graciela Amalfi
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Entre lecturas, anécdotas, cantos, sonrisas y
miradas de orgullo, Graciela “boticaria” Amalfi presentó su cuarto libro “Baúl
de cuentos de la abuela”, en el auditorio David Viñas del Museo del libro y de
la lengua, un espacio institucional que se mostró como un lugar acogedor para
un evento literario muy familiar.
Por: Susana Avendaño Lopera
“La abuela pintaba muchos personajes. Mi
preferido era el mural en donde había una mujer vasca, con un delantal blanco y
un bolsillo enorme, desde donde sacaba regalos para los chicos que la rodeaban.
Todos reían ahí adentro entre pinceles, la vieja y sus nietos. Ella entregaba
sorpresas para cada uno.” Fragmento del cuento “La pintura de Juana”. Graciela “boticaria” Amalfi.
Media hora antes de que comenzara la presentación del libro “Baúl
de cuentos de la abuela”, la autora, Graciela “boticaria” Amalfi caminaba rápidamente
de un lado a otro por el Museo del libro y de la lengua. En la entrada saludó a
quienes llegaron, luego pasó entre los pendones que anunciaban las muestras de
Roberto Arlt y Juan Batlle para llegar a las escaleras que la llevaron al
subsuelo, donde está el auditorio David Viñas, lugar que eligió para su evento.
Con la ayuda de su hija Carolina organizó los libros en una mesa y
templó el pendón que contenía un fragmento de la obra. Entró al auditorio,
acomodó la mesa principal, el atril, los micrófonos y cuando tuvo tiempo paró
un poco para respirar.
Graciela quería comenzar puntual, por eso cuando el reloj marcó las
18:30 se paró en el escenario, agarró el micrófono y se puso el sombrero gardeliano
que siempre la acompaña.
El público eran 55 personas entre familiares, amigos, conocidos y colegas
del Instituto de Rehabilitación Psicofísica (I.R.E.P), lugar donde Graciela trabaja
hace 22 años, porque además de escritora es Farmacéutica.
“Dedicado a todas las abuelas que supieron poner en sus bocas
muchas historias para repartir entre sus nietos”, dijo la autora y los
murmullos cesaron. Terminó la introducción, agradeció a los presentes e invitó
al estrado a Matías Reck, director de Milena Caserola, editorial con la cual ha
editado sus libros: “Des palabras armando”, “Kumiko… mujer sin tiempo”, “Amaneceres”
y “Baúl de cuentos de la abuela”.
“Graciela como escritora se está asentando, cada vez puede
escribir historias más complejas” aseguró Matías, quien aprovechó para hablar
sobre la ilustración del artista uruguayo Santiago Ney Márquez que aparece en
la tapa del libro, “esta es una abuela rara, moderna, con lentes azules y labios
pintados”. Su intervención terminó con un agradecimiento y con la insinuación
de nuevas obras “nos veremos en la presentación del libro número diez o veinte”,
dijo.
En la mesa principal estaban Claudia Borgarelli, bioquímica y
Liliana Ballatore, administrativa del I.R.E.P, dos de sus amigas “entrañables”
quienes eran las encargadas de abrir el baúl de cuentos. Porque además de leer
todos sus escritos, ellas siempre están al lado de la “boticaria” en las
presentaciones de sus libros. Claudia tomando fotos y Liliana cantando.
“Yo mucha cultura literaria no tengo, lo que sí tengo es sentimiento
para entender lo que es presentar algo que es muy de uno” expresó Liliana y después
confesó que es la protagonista de uno de los cuentos.
Mientras ella hablaba, la puerta del auditorio se abrió, Graciela
forzó los ojos para ver quién ingresaba y con entusiasmo ambas gritaron “llegó
el primo Beto”, otro de los personajes del libro. Él a sus 79 años con pasos
lentos, una sonrisa y acompañado por tres mujeres caminó hacia la mesa para
saludar a quién lo inmortalizó en esas páginas.
Liliana continuó “como verán este es un libro muy familiar”. Pero
no solo la obra tenía esa característica, todo lo que ocurrió esa noche dejó ver
la cercanía de los asistentes: cantarle el cumpleaños a una amiga, leer algunos
de los cuentos entre miradas llenas de orgullo, escuchar los “valsecitos
cordobeses”, los tangos de la prima Susy y el rock de Hernán Fretes, uno de los
amigos más jóvenes de Graciela hicieron de ese un evento especial para ella y
sus allegados.
Ese día, la “boticaria” que nació en 1962, en Chivilcoy, obtuvo la
recompensa por cinco años de trabajo constante desde que decidió ir a un taller
literario para dedicarse a escribir. Una satisfacción que la impulsa a
continuar haciendo lo que ama: llevar a todas partes sus historias, desde la F.L.I.A (Feria del libro
independiente), hasta los cafés literarios, las bibliotecas y las escuelas.
Gracias a las redes sociales y a un blog Graciela difunde la
información sobre las presentaciones y ventas de sus libros, publica sus letras
e invita a la participación de otros eventos relacionados con la literatura.
Desde el 4 de octubre, día en que le entregaron los 120 ejemplares
del “Baúl de cuentos de la abuela” le han comprado 47 y regaló 10. Aunque las
ganancias son pocas, ella asegura que escribir es lo que la hace feliz. “Yo no
persigo un fin comercial, lo es mío es pasión por las letras”, dice la
“boticaria”.
Al final, esa “institución colorida que es parte del espectro
cultural de Buenos Aires” como la define Matías Reck, fue un lugar acogedor
para la realización del evento. “Como editorial independiente mantenemos un
vínculo con la
Biblioteca Nacional y con el museo, entonces nos sentimos cómodos
aquí”, concluyó el director de Milena Caserola.
Ya eran más de las 20:15, hacía 20 minutos que la música y los
agradecimientos habían terminado, pero Graciela “boticaria” Amalfi seguía
escribiendo dedicatorias. Cuando ya casi todos se habían ido ella volvió a sus tareas:
organizar, recoger, guardar… ningún detalle se le escapó. Finalmente, salió del
lugar con sus libros, el pendón, su hija, sus amigas “entrañables”, el sombrero
gardeliano y nuevas historias por contar.
Susana Avendaño Lopera
Presentación del libro “Baúl de cuentos de la abuela” de Graciela
Amalfi (publicado por Milena Caserola), a cargo de Claudia Borgarelli y Liliana
Ballatore.
Viernes 18 de octubre, 18:30 hs.
Auditorio David Viñas
Museo del libro y de la lengua
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