HOLA AMIGOS...UN ALEGRÓN ESTAR SALUDÁNDOLOS AL FINALIZAR UN AÑO MÁS Y EN EL COMIENZO DE UNO QUE YA ESTÁ LLEGANDO.
DESDE ESTE BLOG LES DESEO EL MEJOR 2014...BRINDO POR LOS CAMBIOS, POR LOS DESAFÍOS, POR LOS PROYECTOS, POR LA VIDA DE USTEDES Y DE MÍ.
ACÁ LES TRAIGO EL 4º CUENTO DE MI ÚLTIMO LIBRO: "BAÚL DE CUENTOS DE LA ABUELA"
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Acá el relato...y lo mejor siempre!!!!!!!
El
turco Jaime
A mi
abuela Irene.
Todos
los martes a la mañana, aparecía en su vieja estanciera el turco Jaime.
Así era su nombre y así es como lo conocían
todos. Hombre de aspecto vivaz y de un gran porte.
Esto pasaba allá en los años 40 en algún lugar del campo, de la
provincia de Buenos Aires.
El turco se presentaba en cada rancho que
encontraba a su paso y mostraba a la familia, generalmente madres y hijas, los
bienes tan preciados que vendía. Algunas baratijas y otras cosas de cierto
valor, unas inútiles y otras que para algo servían.
Todas las damas a su alrededor, disfrutaban al
ver lo que Jaime llevaba en sus valijas.
El mercader les permitía pagar en dos o tres
cuotas, esto era lo que más entusiasmaba a sus clientes, especialmente a las
jóvenes.
En las miradas de ellas, se notaba el asombro
al ver algo exótico y desconocido, que sólo se podía adquirir en los grandes
poblados.
El turco las acercaba al mundo civilizado, era
su cable a tierra.
Su
vehículo de color verde loro se veía desde muy lejos. Estaba repleto de
mercancías, poco a poco se iba vaciando, para llegar el sábado al mediodía sin
nada encima, pero con mucho dinero.
El hombre cincuentón y alegre, también les
contaba cuentos muy divertidos y anécdotas muchas veces inventadas, que hacían
reír a más de una señora.
Y por qué negar que alguna bella mujer, viviera
un amor platónico con Jaime.
Los años pasaron para todos…para el turco,
para las damas, para el mundo.
Por esos lugares ya casi no hay ranchos, ya no
hay jóvenes, ni madres ansiosas esperando que llegue el martes y que aparezca
la estanciera verde loro del vendedor.
Sin
embargo, cuentan algunos pueblerinos, que
todos los martes a la mañana, los campesinos suelen ver una estanciera
verde loro dando vueltas. Vueltas de aquí para allá, sin parar y que cuando
intentan acercarse a ella, desaparece.
Mi
abuela me diría “es el fantasma del turco que anda dando vueltas”.
Y yo me
pregunto:
— ¿Será
que ella estará viajando con él…?
Autora: Graciela boticaria Amalfi.
NOTA: .La foto de la estanciera la bajé de Internet / no es de mi autoría.
.La foto del brindis, la tomamos en el bar cultural La Jalapeña de Palermo,con algunos amigos, cuando hicimos la presentación de mi libro "Baúl de cuentos de la abuela".
¡¡¡Felicitaciones amiga!!! Muy ameno relato... Qué bueno nos hayamos conocido...Lo mejor para ti. Desde Córdoba...
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