.ACÁ VA OTRO CAPÍTULO DE "KUMIKO, MUJER SIN TIEMPO", PARA AQUELLOS QUE NO TIENEN EL LIBRO O PARA LOS QUE LO TIENEN Y QUIEREN VOLVER A LEERLO.
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seis meses en su casa. Me sentía cómoda, pero interiormente sabía que quería vivir
sola. Mi trabajo como correctora literaria, no me significaba el dinero suficiente para
alquilar un departamento, tendría que dedicarme a otra actividad más rentable.
preferido ignorar. No tenía otra alternativa más que mostrarme feliz y agradecida. María
se lo merecía y el resto también.
confesarlo. Lo prefería solo. Puro egoísmo el mío. Él seguía siendo, y lo sería
siempre, el instrumento que la vida había cruzado en mi camino para que yo llegara a la
Argentina.
último regalo o por el contenido literario del mismo. Eran dos libros de cuentos de Julio
Cortázar y su reciente novela. Esa novela que había quebrado la literatura de toda una
época. Hacía poco tiempo que su “Rayuela” se dibujaba por primera vez en una vereda
de barrio. Las rayuelas inundaban las calles de Buenos Aires, y empezaban a cruzar
fronteras de la mano de La Maga, llegando a una Francia dormida y titilante. A esa
Maga, la gran París, recibiría para tirar en un rincón sobre un puente cualquiera.
novia de René, se acercó para charlar, antes había oído que yo escribía y se interesó
por saber qué cosas escribía, qué hacía en Buenos Aires, por qué había dejado mi país.
Contarle brevemente mi vida no me resultó tedioso, al contrario, me agradó a pesar de
las faltas y ausencias que me recorrían en esos últimos meses. La chica me comentó
que su padre era dueño de una editorial, y que si me interesaba, ella podría hablar con
él, para que me diera un puesto de correctora literaria en el lugar, con un sueldo mayor
al que yo percibía en ese momento.
Sólo vi sus gestos hacia su novia haciendo señas para que ella se le acercara. La joven
lo miró con desconcierto y siguió la charla conmigo. Esta actitud le molestó mucho al
hermano de María y llamó a Mabel a los gritos, como si nadie lo oyera.
deberse a un trago de más, sino a un problema psíquico bastante importante.
fueron explicando por qué todavía sigue internado en un neuropsiquiátrico. Lo que no
supieron mostrarme es la razón por la que su familia ocultó esos arrebatos. Y yo, yo
misma, Kumiko, no me explicaba, cómo no había detectado algo raro en él, después del
cachetazo que recibí de su parte, aquel día, en el que nos vio besándonos a Marcelo y a
mí, en la vereda de su casa.
Extraído de "Kumiko, mujer sin tiempo".
ISBN 978-987-33-1113-0
Co-edición : Milena Caserola y )el asunto (