domingo, 11 de diciembre de 2011

Kumiko... despedida de la comunidad.



AMIGOS...." KUMIKO"... REGRESÓ AL BLOG BOTICARIO.
SEGUIRÉ PUBLICANDO TODOS LOS CAPÍTULOS HASTA EL FINAL, PARA LOS QUE TODAVÍA NO TIENEN EL LIBRO, PARA LOS QUE NO PUEDEN COMPRARLO POR LA DISTANCIA O NO LO QUIEREN HACER..
 ACÁ VA EL CAPÍTULO QUE SIGUE AL ÚLTIMO PUBLICADO. 

SÓLO QUE LES GUSTE... QUIERO COMENTARIOS!!!!!!!!!!!!!!JAAAAAAAAAAAAAAA
GRACIASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS


Kumiko…  despedida de la comunidad




   La vida en comunidad  y con Marcelo llevaba cuatro años. Las charlas con nuestros amigos eran interminables. Esos momentos que antes me habían impactado, se convirtieron en una rutina en la que estaba segura que ya no quería vivir.
   A mis veintitrés años me replanteé toda mi vida junta… y de una sola vez. Los interrogantes se hacían gigantes en mi cabeza y no llegaban a una respuesta concreta. Hablé con Marcelo de esta situación. Él decía no entenderme, llegó a reprocharme que “era como todas las mujeres y que no sabía lo que quería”. Esta frase repetida una vez, y otra, y otra, se sumaron a mis dudas inquisitorias y llevaron a nuestra pareja a una ruptura definitiva.
   La decisión había sido tomada de manera lenta y cierta. No fue un rapto de bronca y de locura. Yo estaba segura de lo que tenía ganas de hacer.
  Durante estos años nunca había dejado de escribirme con María, ella conocía mi fascinación del comienzo en el sur, y el principio de mis letras cargadas de infortunio de esos últimos meses. Nuestras cartas se cruzaban apuradas, en un ida y vuelta, en estos momentos de soledad para mí. Ella fue capaz, de sostenerme en ese mundo de idilio, que había sufrido un sismo a mis veintitrés años.
   Ella había recibido como regalo por su mayoría de edad, su primer departamento en el coqueto barrio de Belgrano. En  poco tiempo se recibiría de profesora de Letras. Seguía escribiendo poemas. Su relación con el librero, Raúl, había dejado un sabor amargo en sus ilusiones de adolescente. Luego de la ruptura definitiva con ese hombre, había comenzado una relación con Eduardo, amigo de René, pero esa historia había sufrido un tropiezo sin retorno. Tropiezo que formaría parte de una sumatoria de relaciones amorosas a lo largo de su vida.
  Con la firme invitación de mi amiga decidí regresar a Buenos Aires. Viviría con ella un tiempo, hasta que pudiera lograr mi independencia económica.
  A fines de 1964 llegué a la ciudad que me había recibido cuatro años antes.
Esta vez, no me estaría esperando René en un auto suntuoso.
Esta vez, la joven del país del norte no bajaría desde la escalerilla de un avión.
Esta vez… descendería los tres escalones de un micro de larga distancia, recién llegado del sur.

 GRACIELA AMALFI.
"KUMIKO, MUJER SIN TIEMPO", 112 pág, 21 x 15 cm.
ISBN 978-987-33-1113-0
Derechos reservados.

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