jueves, 21 de abril de 2011

Kumiko...conviviendo. Parte R.





AMIGOS ACÁ VA OTRO PEDAZO DE LA HISTORIA DE NUESTRA "KUMIKO"...recuerden que está viviendo en Buenos Aires en la casa de René y su familia...que hace unos meses viajó desde su país a la Argentina...que está conociendo un mundo distinto al que había conocido en sus diecinueve años...........que les guste :-).
Esta foto la tomé en la ciudad de Rosario, Santa Fé, Argentina...








Kumiko…conviviendo. Parte R

Ángela, la hermana mayor de René, era muy reservada. Me costaba mantener un diálogo fluido con ella. El piano y la mujer parecían una sola cosa. Su música era admirable. Tomaba clases dos veces por semana. Era una costumbre familiar invitar a sus amigos para escuchar al instrumento en su canto. Todo parecía una ceremonia sagrada. No me disgustaba pero tanta formalidad acomodada en ese mundo de barrio norte llegó a aburrirme.
Isabel la madre de la familia además de ser una pintora destacada lucía sus obras y colores tanto como sus vestidos de dama de familia de doble apellido.
Alberto, igual que su hijo René, no estaba mucho tiempo en la casa. El trabajo en el hospital y las visitas a la casa de sus pacientes le ocupaban sus días y algunas noches también.
Un ama de llaves, una mucama, una cocinera, un chofer y un jardinero conformaban el personal de la mansión.
Muchos habitaban la casa, exactamente diez personas y desde ese momento yo hacía el número impar, no sólo por el once sino por mi diferencia con ellos. Eran distintos a mí, sólo María me acercaba a mi mundo.
Los días iban pasando entre lecturas, salidas, charlas y convivencia. Cada vez me acercaba más a mi país y me alejaba más de Argentina. Extrañaba a mis padres, al abuelo ya muerto y a mi árbol que iría creciendo con el tiempo.
La familia de René vivía en un mundo distinto al mío. Acá nadie “pensaba” como era mi costumbre y como me habían enseñado desde chica. Ninguno de los Rivarolla Funes parecía detenerse a mirar la vida, a respirarla. La única excepción era María. Ella y sus versos, ella y sus poetas.
Me asfixiaba la majestuosidad de esa casa, mucho aire dispuesto en un rincón, ausencia de un mundo entero. El jardín y sus arbustos ficticios y su fuente acurrucada esperando ser testigo de una historia de amor. Tonta fuente de los deseos en busca de simples monedas y añoranzas de pasiones insulsas.
Después de estar tres meses en ese lugar, el que al principio se abrió como un abanico mágico, me sentía con mi ilusión pisoteada y descascarando sonrisas de una pared imaginada.
Ya no dudaba que ése no era mi lugar.
En mi cuarto me enfrenté con mi cara en el espejo colgado arriba de la cómoda y pude ver mis ojos tristes reclamando volver a mi país o irme a vivir con Marcelo, el muchacho que había conocido en La Paz o tal vez, con Raúl y su bigote agitado leyendo en voz alta.
Era tarde, no podía salir a esa hora. Estuve despierta toda la imprudente noche.
Pensaba hablar con René antes de que saliera para el hospital, pero decidí que sería mejor hacerlo a su vuelta.
Mis dudas, mis pensamientos y mis temores armaron una ronda para darle el mejor final a esa historia.
Desayunamos las cuatro mujeres como todas las mañanas. Como ninguna de las mañanas anteriores tomé mi bolso azul y fui hacia la calle Corrientes. Me dirigía literalmente a La Paz, me dirigía a la búsqueda de Marcelo.
Caminé lento y rápido, quería llegar y al mismo tiempo no encontrar mi meta.
La esquina apareció de pronto y entré. Recorrí con la mirada cada una de las mesas, todas las caras estaban metidas en un libro o en un periódico.
“El extranjero” de Camus chocó a mi mirada, debajo de esas hojas blancas con letras chicas estaban los ojos de Marcelo.
Me senté en la única silla libre que había en la confitería. Extraña coincidencia el asiento estaba pegado a la mesa de mi porteño amigo.
Hablamos mucho y de todo. Sus preguntas fueron caminando todos mis años y se detuvieron en los últimos tres meses.
Pasaron un café, dos, tres, y el mediodía, y una pizza y una tarde. Y esa noche apurada que llegó sin avisarnos y nos encontró despidiéndonos con un beso apasionado en la puerta de la casa de René.
El beso de Marcelo corrió hasta el balcón del dormitorio de mi anfitrión. No fue necesario hablar ni explicar nada. Todo había sido puesto en escena delante de sus ojos.
Esa noche los dos, René y yo, supimos que mi estadía en la casa no duraría mucho más. Los dos supimos que nada se había destruido. Los dos supimos que su falta de valentía para enfrentar al mundo había sido la culpable de esa separación que se avecinaba.
Dormir durante esa noche me fue imposible al principio, pero mi cansancio venció a mi insomnio y llegó el sueño.
Mañana sería otro día y la vida me diría como transitarlo.

Graciela Amalfi-febrero 2011.

domingo, 10 de abril de 2011

Con sabor a Filomena.









Encuentro Nº 11 en Sabor Artístico...........sábado 9 de abril de 2011





Van acá algunas fotos y el cuento con el que participé en la Convocatoria "Con Sabor a Mujer"...........




Agradezco a Sabor Artístico y al jurado por la Mención de Honor otorgado a mi cuento en este Certamen.............




Una sorpresa...sinceramente no lo esperaba.




Acá va el relato breve...




Con sabor a Filomena .


Filomena descansa debajo de un árbol pesado y viejo. Juega con su nieta mientras se acomoda el pañuelo rojo que lleva en su cabeza. La chiquita ríe y agarra una torta frita de la canasta de mimbre cubierta con un mantel bordado. El mismo mantel que una vez la madre de Filomena decoró con dibujos de historias viejas. Desde el árbol vecino, otra mujer, Manuela, las mira y parece recordar. Algunas lágrimas caminan por su cara y caen en la tierra seca. Filomena toma a la nena con su mano arrugada y juntas se levantan para ir por el sendero que está enfrente. Caminan. El sol, testigo de esa travesía, les hace cerrar los ojos. Deben sacarse el abrigo que llevan encima. Hace calor. Es mediodía. Hay mucha gente alrededor que habla, corre, sonríe, anda, y hasta canta al verano. La anciana tropieza dos veces con las piedras. Camina casi dos cuadras y deja la cansada canasta en el suelo. Se sienta al costado del camino. Su nieta la imita. Después de un rato retoman su andar. Ya ven el cartel de la panadería pueblerina que anuncia: “Tortas fritas calientes”. Llegan al lugar. La puerta del negocio se abre. Abuela y nieta depositan su tesoro sobre el mostrador. Ese tesoro que les permitirá comprar la comida del día. Mañana, otra vez, habrá que amasar y volver a empezar.


GRACIELA boticaria AMALFI.

miércoles, 6 de abril de 2011

En el programa "Al borde de la palabra"




AMIGOS........HOY MIÉRCOLES 5 DE ABRIL ESTUVE COMO INVITADA EN EL PROGRAMA "AL BORDE DE LA PALABRA"...CONDUCIDO Y PRODUCIDO POR LILIANA VARELA Y PATRICIA ORTIZ.


PUEDEN ESCUCHAR LA GRABACIÓN DE LA ENTREVISTA QUE ME HICIERON, DE LOS HERMOSOS POEMAS QUE SE LEYERON Y ALGUNOS DE MIS CUENTOS DE "DES PALABRAS ARMANDO".


LO PASÉ RE-LINDO....GRACIAS POR LA INVITACIÓN.


ACÁ LES DEJO EL LINK PARA QUE LO ESCUCHEN CUANDO QUIERAN............





GRACIAS POR ESTAR...............OTRA VEZ.........POR ACÁ.


GRACIELA boticaria

domingo, 3 de abril de 2011

4ª Presentación de "Des palabras armando" en Los Salieri

EN EL CAFÉ LITERARIO "LOS SALIERI".........Y SE FUE LA 4º PRESENTACIÓN DE "DES PALABRAS ARMANDO".

GRACIAS A MIS AMIGOS POR ESTAR...............

A MI AMIGA LILI POR ACOMPAÑARME CON SU GUITARRA HACIENDO UN HERMOSO FONDO MUSICAL MIENTRAS YO LEÍA.

UN ABRAZO BOTICARIO ............Y OTRO.......Y OTRO....................

GRACIAS MILENA CASEROLA Y )EL ASUNTO( POR LA CO-EDICIÓN DE MI LIBRO.

PRONTO EN LA F.L.I.A. DE CAPITAL.........EN EL MES DE MAYO.................

Apegos feroces, de Vivian Gornick