lunes, 2 de agosto de 2010

La estantería vacía.













LA ESTANTERÍA VACÍA.

Cuando llegué a casa después de ese corto viaje, dejé el bolso en el living y fui hacia mi escritorio.
Miré a la biblioteca, la indagué, la observé.
Yo buscaba un libro que ella tenía en alguna de sus estanterías.
Mi libro de tapa roja faltaba a mi cita.
El mueble de madera me miraba con desaire y recelo.
Esos folios encuadernados eran suyos. Yo no tenía derecho a reclamarle nada. Nuestras miradas se juntaron en el mismo rincón, el del lado derecho pegado a la ventana.
Lo ví.
Ahí estaba mi libro rojo, el que había olvidado llevar a mi viaje.
El mismo que la maldita biblioteca acababa de tragar para nunca más escupirlo...
GRACIELA AMALFI.

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