Kumiko.
Kumiko está sentada en su sillón de paja debajo del árbol más añoso de su casa.
Piensa.
Sus pensamientos recorren imágenes de un pasado hecho niño.
-Abuelo, ¿Tiro la semilla en este lugar?-grita la voz de la pequeña Kumiko.
Mirando hacia ese sitio el anciano le responde: _Sí hijita, ahí está perfecto.
La pequeña aprieta la tierra con sus manos y sus pies. La semilla se va internando lentamente hacia la profundidad de un mundo oscuro.
Hoy, después de setenta años, Kumiko, la misma Kumiko que eligió esa semilla entre más de una docena, está debajo de su sombra enarbolada al viento.
Y sigue acariciando su sombrero y sigue sobre ese sillón que la acurruca.
Piensa.
Su sillón de paja arrugada la transporta a su vida de niña. A las carreras, a las escondidas, a los juegos con sus primos. A…su abuelo.
Kumiko ve sus años proyectados delante de ese sol que brilla y daña sus ojos a pesar de sus gafas oscuras.
Y todo pasa así de repente. Ese árbol ahora la aprieta con su sombra desdibujada y dañina. Las ramas simulan acariciarla pero rasguñan su piel como espinas puntiagudas y vengativas. Siente que un sacudir de hojas le taladra el cuerpo. Mira a ese gigante con recelo, desprotegida.
Piensa.
Deberá enfrentarlo. La lucha será impar. Una anciana y un árbol. Será un dios externo quien arbitre esta batalla. Batalla de tiempos y de ausencias, de alegrías y sinsabores, de nostalgias y pasiones.
Kumiko cierra los ojos, su cuerpo se empieza a deslizar por el sillón arrugado y cae.
La sombra libera una carcajada de alegría acompasada por un viento del sudeste y aprisiona a la anciana. La asfixia.
No piensa.
El aliento de Kumiko decidió irse a otro lugar. Huyó.
Ahora se puede ver en el final del jardín a una anciana tirada en el pasto, debajo de la sombra de un árbol añoso y sin vida.
Graciela Amalfi-19 septiembre 2010.
P/D: Para los ansiosos les adelanto que en la próxima entrega Kumiko nos hablará en primera persona, ésto no termina acá. Por eso ahora viene bien el "continuará..."
Impresionante!! Hermoso cuento, Graciela!!! Felicitaciones.
ResponderBorrarUn beso grande
Laly Zayas
Es un cuento precioso, del tipo que uno siempre recuerda y comparte con orgullo... Me encantó de principio a fin :)
ResponderBorrarWauuuu!!! Como Dijeron por ahi, me encanto de principio a fin!!!!!!!!!
ResponderBorrarGracias, Graciela por la invitación. Se desliza docilmente esta lectura. Bella.
ResponderBorrarAbrazo,
Alicia,,,
y como de costumbre tus cuentos me atrapan, pero en éste particularmente me quedé con ganas de seguir leyendo tu relato.
ResponderBorrarme encantoooooooooooooo!! mucha poesia , un placer leerlo!!
ResponderBorrarAtrapante y conmovedor!!
ResponderBorrarFelicitaciones Graciela!!!, me encantó, como todo lo que venís escribiendo. Sin duda estás en un momento de creatividad absoluta!!! Gracias!!
ResponderBorrarClaudia Montes
Qué lindo esto "Una anciana y un árbol"!!!!!!!!!!!
ResponderBorrarDebería pintarse, no?
Mi cabello fue protagonista de tu cuento! jaja.
Con respecto a mi libro, lo está diseñandoo una amiga y yo termino de corregir. Es difícil esto de parir, eh?
beso gra!
Genial Gra!! Estas historia me han encantado, te felicito negrita, te felicito
ResponderBorrarGra, te pido permiso para leer en un programita de tv que tenemos con unos poetas amigos
desde ya muchas gracias
Besos de luz
Monica
Esta historia de Kumiko, además de encantarme me trajo muchos recuerdos de mi largo caminar por el sendero de la vida, y créeme amiga mía que dos lagrima resbalaron por mis mejillas.
ResponderBorrarMuy bueno… un beso y mil estrellas de oro para su autora, Josan
Me encantó esta historia, metiéndome de lleno en el personaje, reflejando su realidad como la vida misma.
ResponderBorrarFelicidades Gra !!