Muchos de ustedes saben que en 2016 hice una segunda edición de mi libro Amaneceres.
En marzo de 2012 publiqué con la editorial independiente de Argentina, Milena Caserola, la primera edición. En 2016 publicamos una segunda edición.
Este título también fue editado y publicado por la editorial colombiana Enlace desde 2014 a la fecha. Está en el Plan Lector de muchos colegios de Colombia: Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena, Bucaramanga y otras localidades.
En este oportunidad voy a transcribir, un capítulo de la última versión. Quienes leyeron la primera, verán que aparece un nuevo personaje que se llama Luciano. Este joven se destacará por ejercer una influencia positiva en el grupo de músicos amigos ( Milena, Martín y Alejo).
¡No se queden sin leer toda la historia!
Si quieren un ejemplar, se contactan conmigo. Mi mail está en la parte superior derecha de la pantalla.
Si quieren dejar algún comentario, será bienvenido.
Que disfruten de este fragmento corto.
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se Amanecer sería muy distinto a los demás. Marcaría el inicio de
una nueva etapa para los tres músicos. Martín, Milena y Alejo no se imaginaban
lo que tenían por delante. Llegar al escenario de ese místico teatro: había
sido maravilloso. El camino a seguir vendría cargado de dudas, preguntas,
alegrías y sinsabores. La vida misma se les presentaría para recordarles que
ella estaba ahí para empujarlos. Para que la vivan a su manera. Como les
hiciera mejor. Por supuesto, nunca abandonando lo que les sanaba el alma: la
música.
Entre el público que fue al teatro estaba un primo de Martín:
Luciano Acevedo. Acevedo vivía desde chico en Colombia, era artista plástico y
estaba paseando por Argentina.
Cuando se acercó a saludar
a la banda, les dijo:
—Hola, los felicito. Me encantó como sonaron. Súper chévere.
—Muchas gracias —dijo Alejo.
Ahí nomás, Martín los
presentó. Les contó que era su primo Luciano, de quien les había hablado
tantas veces y quien estaría por unos días en Buenos Aires.
Milena sonrió, feliz.
—Luego de que terminen de saludar al resto de la gente —les dijo Acevedo—, quiero
hablar con ustedes para hacerles una propuesta.
—Dale —dijo Martín—. Luciano, me parece mejor que
nos encontremos los cuatro a tomar un café otro día. Hoy
estamos agotados.
—Y qué tal —agregó Alejo— si te venís a casa el jueves a
la tarde: es nuestro día de ensayo.
—Estaría buenísimo —dijo Milena—. Si es que
todavía andás por acá.
—Sí, sí —dijo el muchacho—. El jueves voy con Martín al
ensayo y hablamos tranquilos.
Se saludaron rápido. Los
amigos y los familiares empezaron a rodear a los músicos de nuevo. Los abrazos
y las felicitaciones les hacían mucho bien. Los inundaban.
Martín, Milena y Alejo necesitaban del afecto
de su gente. La música y el cariño de la gente querida era lo más lindo que les
estaba pasando.
Al menos por un rato se
olvidaban de sus problemas de todos los días.
Se olvidaban de una ex mujer conflictiva.
Se olvidaban de esas ganas de dejar la
facultad y el trabajo y todo para hacer sólo música.
Se olvidaban de una historia de vida triste y
una madre que no ocupaba el lugar que debiera ocupar.
Amanecía… con una vida
cargada de nuevas ilusiones.
Fragmento extraído del libro Amaneceres
Autora Graciela Amalfi.
ISBN 978-987-33-1798-9
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Si querés un ejemplar, aprovechá la oferta especial del mes de octubre.
Hasta la próxima entrada.
Saludos,
Graciela Amalfi.
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