sábado, 18 de enero de 2014

"Pan caliente"/ 5º relato del "Baúl de cuentos de la abuela"

Hola amigos, viajeros de mi blog...
Esta es la primera publicación de  2014...por éso les deseo el mejor año para todos ustedes.
En el verano argentino, iré a dos provincias de mi país...una del Noroeste : La Rioja y otra del centro : Córdoba.

Mis personajes de papel...estarán presentándose en sociedad en la ciudad de La Rioja el 24 de enero a las 20.30 horas, en la librería Rayuela.

El domingo 26 de enero andaremos por la bella ciudad San Marcos Sierras, de la provincia de Córdoba. Esta ciudad ( San Marcos) es muy especial para mí...fue en su plaza en donde presenté mi primer libro "Des palabras armando" en enero de 2011 .

Este mes  también es mágico porque mi primer libro cumplió 3 años de existencia en este planeta, jaa♥
Agradezco a los 230 lectores de "Des palabras armando" y a los 700 lectores del resto de mis libros.

Acá les dejo el quinto relato de mi último libro "Baúl de cuentos de la abuela".

Esta historia es totalmente real y autobiográfica.
Espero que la disfruten...no dejan de emocionarme estas líneas.
Gracias por pasar por el blog boticario...si querés compartirlo, me ayudás a difundir lo que hago...como siempre ...mi agradecimiento desde el alma.



 Pan caliente/ Autora: graciela amalfi
 ( La foto que sigue no es de mi autoría, fue tomada de internet, para ilustrar el blog)

    El olor a pan caliente me lleva al pueblo de mi infancia.

Cada día mi tío y dos o tres de sus empleados,  se levantaban en plena madrugada, a eso de las tres y media.

Debían hacer la mezcla de la harina con sabor a mañana aún dormida, la levadura ácida, el agua y la sal que olían a espuma de mar.

     Esa mezcla era llevada a una enorme máquina, que estaba en una pieza cálida  y húmeda.
 Esperar…ésa era la consigna. Esperar el tiempo exacto para que la masa leude.

 De a poco, el ambiente olía a pan incipiente, alquimia de olor a masa cruda y levadura. Neutro, perceptible.

  A unos pocos metros, estaba el horno que abrigaba leña quemada a fuego lento. Todo esto debía suceder para que  saliera bien.

Mientras  la levadura hacia  su trabajo en su masa, alguien aparecía con un jarro de mate cocido. Aroma inconfundible. Irremplazable. Mate cocido de pueblo.

Cuando  el tiempo de leudar se cumplía, había que amasar y hornear.
La parte más linda y divertida era esta: cortar cada trocito de masa, para que cada uno de ellos fuera, en  pocos minutos, un  pan cocido crujiente.

Así, la vida de la panadería pueblerina crecía entre bolsas de harina, trozos de levadura, leña, horno, pan cocido, y por supuesto  madrugones.

Y poco a poco iba llegando el momento del horneado.
Y lo mejor,  el pan caliente recién hecho.

Olorcito inquebrantable, capaz de subyugar hasta al más cruel de los sentidos. Nadie se resistía a ese aroma. Era como disfrutar de una cálida embriaguez.

Esa embriaguez hecha de pan, mate cocido caliente y calor de horno de panadería.

Rara embriaguez para los que no la conocen.

Para nosotros era, “la embriaguez nuestra de cada día.”



P/d: Para mis tíos Poroto y Tota, en donde quiera que estén, porque con ellos pude compartir tantas masas leudadas y panes recién sacados del horno.


Amalfi, Graciela
    Baúl de cuentos de la abuela. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Boticaria Club de Cuentos, 2013.
    86 p. ; 21x15 cm.

    ISBN 978-987-29684-0-3          

    1. Narrativa Argentina. 2. Cuentos. I. Título.
    CDD A863

Fecha de Catalogación: 04/07/2013
 


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