lunes, 11 de junio de 2012

Mis amantes ocultos... 13 de junio, día del escritor.

AMIGOS COMO MUCHOS SABRÁN EL 13 DE JUNIO SE CONMEMORA EL DÍA DEL ESCRITOR... 
BAJO ESTA CONSIGNA, LA SEMANA PASADA, ESCRIBÍ ESTE RELATO, QUE BROTÓ ASÍ DE GOLPE... 
SE LO DEDICO A TODOS MIS AMIGOS ESCRITORES Y A TODOS MIS AMIGOS LECTORES Y A TODOS LOS QUE ANDAN POR MI BLOG POR CASUALIDAD... GRACIASSSSSSSSSSSSSSSS POR LA LECTURA.
LOS ABRAZO
GRACIELA "boticaria" AMALFI



Mis amantes escondidos.
 Autora: Graciela Amalfi. 
Mail:  belinda_2010@yahoo.com.ar

    Sentada en esa confitería de París, oí de su boca la historia de una Maga y su Oliveira enamorado, rayuelas desencontradas y sin color, a la intemperie de un mundo con música de blues que no los comprendía. El guiño de su ojo izquierdo, cerró la cita para siempre y se marchó…
    De pronto, aterricé en una Montevideo que lo envolvía de adjetivos, dorados anteojos, pañuelo nervioso, manos titubeantes… era él: Onetti. Terminó su amargo café y con pasos largos se marchó, no sin antes decirme que eran… “Tiempos de abrazar”.
    Apenas un parpadeo y aparecí en una ciudad americana, un hombre con disfraz de detective, me dejaba leer su historia escrita en un papel ajado…”se apoderó del cuerpo de la joven y a empujones la introdujo por la chimenea”. Soltó una risa pesada cuando vio mi cara de horror, alguna magia se instaló entre los dos,  nunca más pude dejar de leer sus papeles llenos de terror, atrapantes como él, como el mejor: Poe.
   Volé a Praga en medio de una metamorfosis, que me silbaba en un oído deforme, me acurrucaba en la cama de un cuarto que era mi cárcel, mis pies chocaban con la torpeza de mis pasos y lloré, lloré mucho. Me tomó con una de sus manos y fue el mismo Kafka el que me sacó de su historia. Me sonrió y con la tos que lo subyugaba, se fue. Otro de mis amantes que me dejó a la espera de otro y otro y otro…
   Argentina y Uruguay eran otra vez mi destino. Un almohadón de plumas que me iba absorbiendo, me hacía chiquita, me consumía, me volvía loca de a poco, con dosis mínimas. Sumatorias de cuentos de amor, de locura y de muerte; ésa fue su presentación, así nació nuestro contacto desde la niñez y para siempre.
   Una Buenos Aires que lo descobijó, lo angustió, lo apretó entre garrotes de miseria, juguetes rabiosos y siete locos, que lo acorralaron y no lo dejaron despegar a otro mundo mejor. –No quiero otro mundo-me dijo, éste es el mío y es el auténtico. Mirando mis ojos estaba un Roberto Arlt, sentado en un bodegón de Boedo.
  De nuevo en  EEUU y sus miserias, otra vez la depresión de una América que se creía majestuosa y a la que Steinbeck  supo desnudar en uvas de ira, y ahí sufrí el desarraigo, la desidia de los poderosos, el hambre, la muerte. Su novela terminó y en mi corazón quedó clavado un pedazo de metal, que me traería a la tierra, cuando me olvidara que la vida amarga existe.
   Abrí los ojos y entre mareos y corridas, llegué a una Vicente López convulsionada en medio de tiros y persecuciones, sus anteojos de lentes gruesas me empezaron a contar la historia de una Masacre, paso a paso me describió a Carranza, Garibotti, Giunta, no había terminado aún, cuando sus cristales cayeron a un piso que no supo encontrarlo nunca más, a mi amante-periodista, a un R.W.
   Un Rodolfo que se mete y sale de su historia con su amigo Luciano, en una Buenos Aires que toma a los hombres y los pica como a carne, los muele, los da vuelta, los tritura y desde un rincón los mira y dibuja una lágrima de alegría o de tristeza, que marea al propio Asís y  a sus personajes de papel.
   Aparezco otra vez en una Francia, llena de lujos y carruajes, una dama rebelde que enloquece a su marido, al boticario y hasta a su amante, una Madame de un Flaubert que apoya su bastón, en un piso rajado de hipocresía y normas inventadas.
  Un Juan L desde Entre Ríos. Asomando desde su Córdoba elegida un Manucho y su azulejo lleno de vida, corrieron por la mansión y me dejaron perdida en medio de tanta historia concentrada en retratos, sillones…y como los demás desapareció en el teclear de su máquina de escribir.
  Desfilan mis amantes…muchos, muchos, todos. Los de siempre, los mediáticos, los excelentes desconocidos, los que veo de vez en cuando, los que imagino. Charlan conmigo, me distraen, me hacen meter en sus mundos hasta transformarme en sus personajes.
 Hoy, ya no sé, si soy la que soy o tan sólo quedé en un manojo de tinta negra, que me sacude, me empuja y me hace enamorar otra vez, como la primera, en la que aprendí a decir “ma” a la “m” y a la “a” cuando estaban juntas.

Graciela Amalfi.
Junio 2012




3 comentarios:

  1. Graciela ! Muy bueno ! Me gustó mucho .- Gracias por el cuento . Muy bien expresadas , todas las sensaciones que se apoderan de uno mientras lee un cuento , una historia...! Casí que me veía en todos esos lugares !! Muy feliz día ! Un beso grande!
    Nora Ihigo

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  2. Muy bueno Grachu!! es uno de los relatos más lindos que te leí!!!

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  3. Muy bueno!! es uno de losomejores relatos que te leí!!!!

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