AMIGOS COMO MUCHOS SABRÁN EL 13 DE JUNIO SE CONMEMORA EL DÍA DEL ESCRITOR...
BAJO ESTA CONSIGNA, LA SEMANA PASADA, ESCRIBÍ ESTE RELATO, QUE BROTÓ ASÍ DE GOLPE...
SE LO DEDICO A TODOS MIS AMIGOS ESCRITORES Y A TODOS MIS AMIGOS LECTORES Y A TODOS LOS QUE ANDAN POR MI BLOG POR CASUALIDAD... GRACIASSSSSSSSSSSSSSSS POR LA LECTURA.
LOS ABRAZO
GRACIELA "boticaria" AMALFI
Mis amantes escondidos.
Autora: Graciela Amalfi.
Mail: belinda_2010@yahoo.com.ar
Sentada en esa confitería de París, oí de su boca la historia de una
Maga y su Oliveira enamorado, rayuelas desencontradas y sin color, a la
intemperie de un mundo con música de blues que no los comprendía. El guiño de
su ojo izquierdo, cerró la cita para siempre y se marchó…
De pronto, aterricé en una Montevideo que lo envolvía de adjetivos,
dorados anteojos, pañuelo nervioso, manos titubeantes… era él: Onetti. Terminó
su amargo café y con pasos largos se marchó, no sin antes decirme que eran… “Tiempos
de abrazar”.
Apenas un parpadeo y aparecí en una ciudad americana, un hombre con
disfraz de detective, me dejaba leer su historia escrita en un papel ajado…”se apoderó del cuerpo de la joven y a
empujones la introdujo por la
chimenea”. Soltó una risa pesada cuando vio mi cara de horror, alguna magia
se instaló entre los dos, nunca más pude
dejar de leer sus papeles llenos de terror, atrapantes como él, como el mejor:
Poe.
Volé a Praga en medio de una metamorfosis, que me silbaba en un oído
deforme, me acurrucaba en la cama de un cuarto que era mi cárcel, mis pies
chocaban con la torpeza de mis pasos y lloré, lloré mucho. Me tomó con una de
sus manos y fue el mismo Kafka el que me sacó de su historia. Me sonrió y con
la tos que lo subyugaba, se fue. Otro de mis amantes que me dejó a la espera de
otro y otro y otro…
Argentina y Uruguay eran otra vez mi destino. Un almohadón de plumas que
me iba absorbiendo, me hacía chiquita, me consumía, me volvía loca de a poco,
con dosis mínimas. Sumatorias de cuentos de amor, de locura y de muerte; ésa
fue su presentación, así nació nuestro contacto desde la niñez y para siempre.
Una Buenos Aires que lo descobijó, lo angustió, lo apretó entre garrotes
de miseria, juguetes rabiosos y siete locos, que lo acorralaron y no lo dejaron
despegar a otro mundo mejor. –No quiero otro mundo-me dijo, éste es el mío y es
el auténtico. Mirando mis ojos estaba un Roberto Arlt, sentado en un bodegón de
Boedo.
De nuevo en EEUU y sus miserias,
otra vez la depresión de una América que se creía majestuosa y a la que
Steinbeck supo desnudar en uvas de ira,
y ahí sufrí el desarraigo, la desidia de los poderosos, el hambre, la muerte.
Su novela terminó y en mi corazón quedó clavado un pedazo de metal, que me
traería a la tierra, cuando me olvidara que la vida amarga existe.
Abrí los ojos y entre mareos y corridas, llegué a una Vicente López
convulsionada en medio de tiros y persecuciones, sus anteojos de lentes gruesas
me empezaron a contar la historia de una Masacre, paso a paso me describió a
Carranza, Garibotti, Giunta, no había terminado aún, cuando sus cristales
cayeron a un piso que no supo encontrarlo nunca más, a mi amante-periodista, a
un R.W.
Un Rodolfo que se mete y sale de
su historia con su amigo Luciano, en una Buenos Aires que toma a los hombres y
los pica como a carne, los muele, los da vuelta, los tritura y desde un rincón
los mira y dibuja una lágrima de alegría o de tristeza, que marea al propio
Asís y a sus personajes de papel.
Aparezco otra vez en una Francia, llena de lujos y carruajes, una dama
rebelde que enloquece a su marido, al boticario y hasta a su amante, una Madame
de un Flaubert que apoya su bastón, en un piso rajado de hipocresía y normas
inventadas.
Un Juan L desde Entre Ríos. Asomando desde su Córdoba elegida un Manucho
y su azulejo lleno de vida, corrieron por la mansión y me dejaron perdida en
medio de tanta historia concentrada en retratos, sillones…y como los demás
desapareció en el teclear de su máquina de escribir.
Desfilan mis amantes…muchos, muchos, todos. Los de siempre, los
mediáticos, los excelentes desconocidos, los que veo de vez en cuando, los que
imagino. Charlan conmigo, me distraen, me hacen meter en sus mundos hasta
transformarme en sus personajes.
Hoy, ya no sé, si soy la que soy o tan sólo
quedé en un manojo de tinta negra, que me sacude, me empuja y me hace enamorar
otra vez, como la primera, en la que aprendí a decir “ma” a la “m” y a la “a”
cuando estaban juntas.
Graciela Amalfi.
Junio 2012
Graciela ! Muy bueno ! Me gustó mucho .- Gracias por el cuento . Muy bien expresadas , todas las sensaciones que se apoderan de uno mientras lee un cuento , una historia...! Casí que me veía en todos esos lugares !! Muy feliz día ! Un beso grande!
ResponderBorrarNora Ihigo
Muy bueno Grachu!! es uno de los relatos más lindos que te leí!!!
ResponderBorrarMuy bueno!! es uno de losomejores relatos que te leí!!!!
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