Autobiografía microscópica.
Nací en un pueblo de tierra suelta y libre, de casas alejadas y ajenas, de chicos corriendo por las calles sin veredas, donde huyeron la plaza y la iglesia un día de esos en que mi abuelo se distrajo.
En la escuela me dejé encandilar con los números, armar y desarmar cuentas era mi pasatiempo preferido en ese pueblo de tierra y casas alejadas, de chicos sin plaza y ancianas sin un hueco para amasar sus oraciones.
Tiempo después protagonicé una historia de religiones superpuestas, de santos y vírgenes luchando por el altar más alto en un templo fugitivo y ausente.
A los veinte años ya vivía en una ciudad de asfalto apretado y preso, de casas encimadas y de todos. Ciudad de plazas esmaltadas, de iglesias vacías, de estatuas y de altares, de jóvenes estudiantes.
Fue cuando conocí a un hombre de un lugar lejano, sin religiones ni creencias, sin números en su memoria. El envolvió con sus ideas filosóficas mi mundo de pueblo, de matemáticas, sin plazas y sin santos a quienes no rezar.
Nací en un pueblo de tierra suelta y libre, de casas alejadas y ajenas, de chicos corriendo por las calles sin veredas, donde huyeron la plaza y la iglesia un día de esos en que mi abuelo se distrajo.
En la escuela me dejé encandilar con los números, armar y desarmar cuentas era mi pasatiempo preferido en ese pueblo de tierra y casas alejadas, de chicos sin plaza y ancianas sin un hueco para amasar sus oraciones.
Tiempo después protagonicé una historia de religiones superpuestas, de santos y vírgenes luchando por el altar más alto en un templo fugitivo y ausente.
A los veinte años ya vivía en una ciudad de asfalto apretado y preso, de casas encimadas y de todos. Ciudad de plazas esmaltadas, de iglesias vacías, de estatuas y de altares, de jóvenes estudiantes.
Fue cuando conocí a un hombre de un lugar lejano, sin religiones ni creencias, sin números en su memoria. El envolvió con sus ideas filosóficas mi mundo de pueblo, de matemáticas, sin plazas y sin santos a quienes no rezar.
GRACIELA AMALFI.
Buenísimo, Grace! Me encantaron las imágenes!!!
ResponderBorrarMe encanto, como siempre....te ví en todos los paisajes, pero siempre siendo vos,la interrogante, la investigadora,la observadora, en tu mundo pero también fuera de él. Mas que una autobiografía veo una radiografía hermosa y poética. Bravo cuentera!!! besote y seguimos todavía!
ResponderBorrarHola Graciela:
ResponderBorrarProfundamente emocionada con tu "Autobiografía microscópica"
Es la primera vez que escribo algo en un blog.
Ocurre que el "hombre que rodeó tu mundo con sus ideas filosóficas" me conmovió.
Muy bello.
Un beso
Nieves
Tenía pendiente esta lectura.
ResponderBorrarSigo asombrandome!
Te felicito
Nely