jueves, 23 de febrero de 2012

Kumiko... el regreso. FIN.

AMIGOS MÍOS PARA TODOS LOS QUE SIGUIERON  ESTA HISTORIA POR EL BLOG... ACÁ VA EL ÚLTIMO CAPÍTULO, PARA AQUELLOS QUE LO LEYERON EN EL LIBRO LO PUEDEN HACER OTRA VEZ...
GRACIAS POR HACER QUE ESTE PERSONAJE DE PAPEL "KUMIKO"... HAYA PODIDO TRAZAR SU HISTORIA POR MEDIO DE  LA LECTURA DE CADA UNO DE USTEDES.



KUMIKO…  EL REGRESO
 
   Mi historia también es suficiente. Me metí en medio de recuerdos que quise atrapar y sólo pude jugar con ellos un rato.
 Jugar y pelear. Rebeldes y fugaces como yo, iban y venían. Rebotaban en una mente gastada por los años, pero viva y audaz, como lo había sido siempre.
    Desde la ventana del café leo el cartel con el nombre de la calle Fray Justo Santa María de Oro 3000-3100. Son las nueve de la mañana, la ciudad amaneció soleada y algo fresca. Logro abstraerme de las charlas, gritos confusos y palabras desarticuladas de la gente que me rodea en la confitería.
   Tengo el celular cerca de mis manos arrugadas, las que esperan el llamado de mi nieta, ella está haciendo los trámites en el Consulado de mi país, con la intención de radicarse allá.
   En un mes nos iremos juntas.
   Estoy feliz.
   Regresaré a Estados Unidos en donde pasaré mi vida hasta el final. Milena también está feliz, dice que vivirá unos años en ese lugar, lo dijo desde que era muy chica. Hoy a sus veintitrés años lo empieza a cumplir.
  -Abuela ya paso a buscarte, terminé de hacer todo-. Sale su voz desde mi teléfono.
  -Ok, te espero-. Contesto con una sonrisa satisfecha.
   Al abrir la puerta, ella entró con ese aire que le contagié desde el nacimiento.
    Ese aliento de rebeldía que heredó de Marcelo y de mí. Sus abuelos, sólo ellos, nosotros dos, pudimos trasvasar a sus venas el correr alocado de una sangre libre, irreverente y aventurera. Otra vez se repetía la historia: Nieta/ Abuelo, Nieta/Abuela.
   No puedo evitar firmar dos ejemplares de mi última novela, la séptima. Mis lectores son muy preciados para mí.
   Ambas compartimos jugo, café, tostados, y una charla muy larga.
  -Ya está todo listo, estoy emocionada-,  me dice.
    Sus palabras remontan mi pensamiento a los años que se pasaron tan rápido, pero que dejaron tanta felicidad en el camino.
…………………………………………………………………………

   El viaje se hace corto, contrarrestando con una ansiedad más que larga y emotiva. Nos instalamos en la casa de mi infancia.
  Ahora sí, los recuerdos pierden su mordaza para hablar y gritar y llamar a todos mis años. Esos años que se amontonan y se apilan y se juntan.
   Estoy sentada en mi sillón de paja, con mis gafas y mi sombrero, debajo de ese árbol cuya semilla germinada se muestra  delante de mí… Inmenso, soberano, poderoso. Gigante.
   “Piensa, Kumiko, piensa”, retumban en mi cabeza las palabras del abuelo una y otra vez.
    “Piensa”.
…………………………………………………………………………

Su piel, sus manos, sus ojos, acompañaron a esa bella vida ,la que decidió llegar a la meta, con la paz de quien vivió con pasión y libertad.
 Siempre…
Kumiko…  mujer sin tiempo.

FIN.



Extraído de la novela "Kumiko, mujer sin tiempo".
Autora : Graciela Amalfi.
ISBN 978-987-33-1113-0
Derechos reservados.

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