Holaaaaaaaaaaa amigosssssss del blog boticario, hoy nos toca leer el capítulo XV de mi libro "Amaneceres", sólo nos restan dos y llegamos al final.
Que les guste y son bienvenidos los comentarios de cada uno de ustedes.
Gracias por pasar por acá!!!!!!!!!!!!!
Amanecer XV
En
algún lugar del destino está escrito que Alejo debe convivir con su madre, otra
vez, como lo ha hecho toda su vida, hasta ese día en que con sus 20 años decidió
alquilar una pensión y “escaparse” de la loca locura de su Amelia. Y digo que
estará escrito porque al saxofonista no se le hubiera ocurrido semejante
situación. O tal vez, es él mismo quien escribe en el libro de la vida esta
historia que empieza a recorrer. Los humanos son raros, a veces no los
entiendo. Al final de cuentas el último martes que está en su casa, la cosa
parece tomar otro rumbo. Hijo y madre comienzan a vivir una nueva historia, a
vivir, a intentar, una historia nueva o quizás o nada.
Amelia llega a la casa de Alejo acompañada
por Clara. Tiene una habitación preparada para ella, ahora él alquila un
departamento de tres ambientes, así que no le resulta demasiado sacrificado
cederle un espacio a su madre. Las mujeres entran felices al lugar, lo miran
por todos lados, lo recorren.
_ Tenés
una linda casa_ le dice Clara.
_Cómoda y acogedora, al menos eso creo_ dice
el muchacho.
Lleva la valija
de la recién llegada al que será su cuarto.
Toman un café
con leche con unas facturas. Clara se va.
Ahora la vida
se presenta ante Alejo y Amelia así como es, dura y simple, audaz y
tragicómica.
Los dos se
miran, no hablan mucho. Alejo no sabe por dónde empezar a romper el hielo,
Amelia quizás no ve el iceberg ahí en el medio de la cocina.
Él prepara pollo al horno con
papas, es una de las comidas preferidas de su madre. Recuerdan algunas cosas de
la infancia, sólo cosas del pasado puede recordar Amelia.
No entiende mucho dónde está, por
qué su hijo creció así de golpe, adónde se fue su marido. Le gusta el saxo, lo
mira… lo mira, hasta que se acerca al instrumento y haciendo un gesto de
permiso, lo agarra y empieza a soplar.
Alejo queda atónito al escuchar
la música que emana del instrumento. ¿Desde cuándo su madre sabe tocar el saxo?
¿Es verdad la historia de Amelia O’Higgins? ¿Los diarios, las revistas con su
nombre, existieron alguna vez?
Esa rara comunión que ambos
comparten con el saxo lo sorprende. Amelia lo toma como algo natural. Como algo
de todos los días. Pero, ¿no puede ser? Su madre está loca o muy cerca de
estarlo. No puede ser ella quien sigue esos acordes: son perfectos, reales,
sublimes.
Queda perplejo al escucharla.
Alejo acerca el saxo a sus manos y empieza a tocar. La mujer lo mira
sonriendo. Los dos crean una magia desconocida para ambos o mejor, nunca
compartida. Cada uno por separado vivió su magia, su vida, como pudieron o como
se les presentó. Ella, en medio de una psiquis acobardada por el tiempo que
corría y la había dejado en medio de quién sabe qué. Él, en la mitad de un
rencor viejo vestido de incomprensión y de soledad.
Cuando le toca el turno a Amelia su hijo la
mira otra vez con asombro, la oye, la admira y termina con un aplauso fervoroso
que sólo es interrumpido por el abrazo final.
El reloj marca las doce y el último acorde del saxo les dice: “hasta
mañana”.
Mañana que vuelve a comenzar con un amanecer… un amanecer distinto.
AMALFI,GRACIELA.
Amaneceres- 1a
ed.-Ciudad Autónoma de Buenos Aires: el autor, 2012
88 p.; 21 x 15 cm.
ISBN 978-987-33-1798-9
1. Narrativa
Argentina. 2. Novela. I. Título
CDD A863
Fecha de Catalogación:
06/02/2012
Contacto con la autora:
belinda_2010@yahoo.com.ar
belinda_2010@yahoo.com.ar
www.facebook.com/Boticaria Letras
Desarmadas Amalfi
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
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